viernes, 10 de diciembre de 2010

¡DIOS A NUESTRO ENCUENTRO!

Mi Pregunta es: ¿Cómo hacer entender a  tantos hombres y mujeres, que Dios está presente en sus vidas, cuando han sido ellos mismos los que lo han hecho a un lado, porque tal vez  lo  han etiquetado como un Dios que los ama con condiciones?
Cuando éstos han decidido darle muerte a Dios en sus vidas ¿Qué sucede con Dios Padre?
su misericordia infinita no es otra cosa que su amor que trasciende.
 ¡Dios nos ama no porque somos buenos!  nos ama porque somos sus hijos, y es  su amor el que nos impulsa  a hacer el bien. Lo mismo sucedió con San Pablo, un hombre que rechazaba a Jesucristo persiguiendo a su Iglesia, sin embargo, Dios no lo castiga por eso, si no más bien va a su encuentro, al igual que aquel hombre a quien despreciaban por ser injusto, estoy hablando de Zaqueo, el cobrador de impuestos.
Estos dos personajes después de haberse encontrado con Jesucristo, reconocen el amor con que los mira y al mismo tiempo su miseria; es así como surge la necesidad de convertir sus corazones para estrecharlos  con Aquel que los amo primero.
Dios tiene en sus manos el momento preciso para que nos demos cuenta que nos ama desde siempre, Dios siempre está en nuestra búsqueda porque desea encontrarnos y fundirse con nosotros en un abrazo como aquel del Padre con el hijo pródigo.
Dios ya nos ha manifestado su amor en plenitud en su hijo Jesucristo que murió dándole muerte a nuestras faltas, no ha habido prueba más clara del amor de Dios Padre que el habernos entregado a su Hijo único para reencontrase con nosotros.
Dios no se da por vencido y sigue pactando Alianzas de amor con nosotros sus hijos, día con día, pues cada segundo nos muestra su amor.
Hay muchos que quieren encontrar o reencontrase con ese Dios amor en su soledad, pido para que así sea porque Dios a todos nos espera con los brazos abiertos.

Novicia de las FMA: Elia Gpe. Delgado Flores.

DIOS SALIO A NUESTRO ENCUENTRO

Podemos decir que la Iglesia Católica es la Iglesia  de  Cristo porque es la única fundada por el mismo Cristo, por el Hijo de Dios, que la comienza a establecer después de esa confesión de fe que realiza Pedro; “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” momento en el que posteriormente  Jesús le confía la Iglesia y le dice: ya no te llamarás Simón sino  “Pedro” (roca-piedra) y que sobre él edificaría su Iglesia (Mt. 16, 13-19).
Es importante reconocer, que nuestra Iglesia no es que haya salido de la nada, nació de Dios y ha sido confiada a  hombres, pero el fundador sigue velando por ella.
También es cierto que ha llamado a muchos para darla a conocer a una multitud de gente, afirmando entonces que la Iglesia la formamos todos ; todos los que hemos creído y hemos aceptado el bautismo, pero eso no nos ha bastado ¿qué ha faltado?¿qué ha sucedido entonces? si es un sólo Dios ¿porqué tantas religiones y sectas?, conscientes de que la Iglesia es Una pero cada uno de los miembros que a ella pertenecen nos hace falta conocer más lo que estamos ofreciendo, valorarlo y saber aprovecharlo primero personalmente.
Si bien, el hombre es religioso por naturaleza; claro está, que buscará el lugar donde, el pueda saciar esa necesidad. No tanto porque sea la verdad, sino porque realmente ellos están convencidos y apasionados de lo que ofrecen, considerándolo como la mejor opción.
A nosotros nos hace falta, valorar la verdad que nos ha sido revelada, entusiasmarnos, y vivir apasionados de la revelación de este misterio.
El Catecismo de la Iglesia Católica nos habla en relación a  la Iglesia, que ésta  fue fundada por las palabras y las obras de Jesucristo (778),que el Señor Jesús comenzó su Iglesia con el anuncio de la Buena Noticia, es decir, con el anuncio de la llegada del Reino de Dios, el cual había sido prometido desde hacía siglos en la Sagrada Escritura (763), esto no es inventado, por simples personas ha sido inspiración del Espíritu Santo al Magisterio de la Iglesia ¿entonces porque dudamos? ¿Por qué no estamos seguros de nuestra religión?
El germen y el comienzo de la Iglesia fue “el pequeño rebaño” que Jesucristo reunió en torno suyo y del cual
Él mismo es su Pastor (764) y no solo eso sino también  prometió a sus sucesores, los Apóstoles, y a los sucesores de éstos, que lo que decidieran aquí ; El lo aprobaría en el Cielo: “Lo que ates en la tierra, quedará atado en el Cielo” (Mt. 16, 19), y que para esto la Iglesia por El fundada tendría la asistencia del Espíritu Santo hasta el Fin de los Tiempos: “Yo estoy con ustedes todos los días hasta que se termine este mundo”(Mt.28, 20)
La Iglesia es un  misterio, es a la vez una  realidad divina y una  realidad humana. Dios actúa, Dios permanece fiel, está vigilante a las necesidades de la Iglesia, a las necesidades de sus hijos, pero también tenemos nuestra responsabilidad, nuestro actuar con coherencia y dar testimonio ante los demás de que estamos convencidos de sus palabras,  de su estilo de vida y queremos vivir como Él, para formar lo que realmente Él ha esperado que formemos; un solo cuerpo y un solo espíritu, donde la cabeza sea Él y su doctrina.
Animo, quizá no todos caminamos al mismo ritmo, pero todos estamos llamados a caminar por el mismo camino de salvación.
Tenemos trabajo, sin embargo el Señor Jesús también dotó a su rebaño de una estructura, que permanecerá hasta el fin de los tiempos. Esa estructura consiste en la elección de los Apóstoles, con Pedro a la cabeza.
 Jesucristo nos ha pedido que tengamos fe y debemos decirle constantemente  como sus apóstoles “Señor auméntanos la fe” uniéndolo a una verdadera, consciente y constante preparación intelectual e integral para que como los primeros discípulos del Señor  estemos convencidos y convenzamos a los demás.
Nuestro Dios es un Dios de vivos, nuestra Iglesia es un Iglesia viva, por lo tanto también nosotros que nos llamamos y somos discípulos de Cristo debemos  ser capaces de llevar vida  a todo lugar donde vayamos, llevemos a Jesús que nos ha dicho: Yo Soy el CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA”
Sor María Teresa Laguna Quevedo.
Novicia de las Hijas de María Auxiliadora

miércoles, 8 de diciembre de 2010

¿¿¿Estoy pensando en Dios???

   Cuando era niña y acudía a mi Parroquia escuchaba a las señoras que estaban al interior cantar esta estrofa: “Estoy pensando en Dios, estoy pensando en su amor, olvida el hombre a su Señor y poco a poco se desvía y entre angustia y cobardía  va perdiéndose el amor Dios le habla como amigo  huye  el hombre de su voz” y me pregunto:  ¿El Hombre se olvida de Dios?  ¿Se puede?        o ¿Dios se olvida del Hombre?.  Esta segunda pregunta la escucho cada vez con más frecuencia, la mayoría de las personas ante las múltiples y recientes situaciones  complejas que generan desesperanza, miedo, sin sentido se preguntan ¿Donde está Dios? ¿Porque permite esto o aquello? Y me viene como respuesta inmediata esta melodía y a su vez me refleja el concepto de Dios que hoy nos ha quedado como una herencia deteriorada y malgastada, la que no hemos aprendido a cuidar, administrar y valorar, esta  fe que nos ha sido transmitida gratuitamente.
    La presencia de Dios  se ha convertido en algo que no podemos negar pero que a su vez poco a poco la vamos enrolando en una misma visión: la de mercado. Llevamos la práctica de la religión, pero aun peor nuestra relación con Dios y con los hermanos a un simple Do ut des  (doy para que des) olvidándonos así de las personas y de la persona de Dios.
   San Juan Bosco –fundador de Congregación de  los Salesianos- era un hombre que aprendió de su Madre “mamá Margarita” que le decía “Dios te ve y te ama” y de aquí   le venía la conciencia de vivir en la presencia de Dios. El tener la plena seguridad de esta compañía constante nos hace inevitablemente entrar en relación con Él, en el silencio, en el abandono, en la simple vida cotidiana, también en la toma de decisiones, ya que nos interesa saber que piensa nuestro acompañante al respecto.
   Santa María Dominga  Mazzarello  - Cofundadora del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora  - fue una mujer considerada como abierta y dócil a la acción del Espíritu Santo ¿Cómo lo logro? ¿Cómo entrar en relación? ¿Cómo escuchar y dejarse conducir? Creo que este hecho nos puede dar la respuesta: en una ocasión se confesó de no pensar en Dios por 15 minutos en un día. Así es  simplemente una mujer que en su vida ordinaria y durante sus quehaceres del campo y  de la casa vivía en esta presencia, no olvidaba a su Señor ni tampoco huía de su voz.
   Pensar en Dios es un gran paso que nos conduce a poder actuar como El nos pide y definitivamente no será más allá de nuestras fuerzas  y sin lugar a dudas  requerirá de nuestro esfuerzo, recompensado con la amistad de Dios, nuestra unión con el que es la cúspide de la dignidad, misión e identidad de cada uno de nosotros y también lo único que saciará nuestros anhelos más profundos de amor, de paz, de alegría,  de eternidad.  ¿Estás pensando en Dios?  Dios ciertamente en este momento y siempre está pensando en ti y está contigo.  
S. Themis Selene Brambila Ledezma
Noviciado Maín de las  Hijas de María Auxiliadora