Podemos decir que la Iglesia Católica es la Iglesia de Cristo porque es la única fundada por el mismo Cristo, por el Hijo de Dios, que la comienza a establecer después de esa confesión de fe que realiza Pedro; “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” momento en el que posteriormente Jesús le confía la Iglesia y le dice: ya no te llamarás Simón sino “Pedro” (roca-piedra) y que sobre él edificaría su Iglesia (Mt. 16, 13-19).
Es importante reconocer, que nuestra Iglesia no es que haya salido de la nada, nació de Dios y ha sido confiada a hombres, pero el fundador sigue velando por ella.
También es cierto que ha llamado a muchos para darla a conocer a una multitud de gente, afirmando entonces que la Iglesia la formamos todos ; todos los que hemos creído y hemos aceptado el bautismo, pero eso no nos ha bastado ¿qué ha faltado?¿qué ha sucedido entonces? si es un sólo Dios ¿porqué tantas religiones y sectas?, conscientes de que la Iglesia es Una pero cada uno de los miembros que a ella pertenecen nos hace falta conocer más lo que estamos ofreciendo, valorarlo y saber aprovecharlo primero personalmente.
Si bien, el hombre es religioso por naturaleza; claro está, que buscará el lugar donde, el pueda saciar esa necesidad. No tanto porque sea la verdad, sino porque realmente ellos están convencidos y apasionados de lo que ofrecen, considerándolo como la mejor opción.
A nosotros nos hace falta, valorar la verdad que nos ha sido revelada, entusiasmarnos, y vivir apasionados de la revelación de este misterio.
El Catecismo de la Iglesia Católica nos habla en relación a la Iglesia, que ésta fue fundada por las palabras y las obras de Jesucristo (778),que el Señor Jesús comenzó su Iglesia con el anuncio de la Buena Noticia, es decir, con el anuncio de la llegada del Reino de Dios, el cual había sido prometido desde hacía siglos en la Sagrada Escritura (763), esto no es inventado, por simples personas ha sido inspiración del Espíritu Santo al Magisterio de la Iglesia ¿entonces porque dudamos? ¿Por qué no estamos seguros de nuestra religión?
El germen y el comienzo de la Iglesia fue “el pequeño rebaño” que Jesucristo reunió en torno suyo y del cual
Él mismo es su Pastor (764) y no solo eso sino también prometió a sus sucesores, los Apóstoles, y a los sucesores de éstos, que lo que decidieran aquí ; El lo aprobaría en el Cielo: “Lo que ates en la tierra, quedará atado en el Cielo” (Mt. 16, 19), y que para esto la Iglesia por El fundada tendría la asistencia del Espíritu Santo hasta el Fin de los Tiempos: “Yo estoy con ustedes todos los días hasta que se termine este mundo”(Mt.28, 20)
La Iglesia es un misterio, es a la vez una realidad divina y una realidad humana. Dios actúa, Dios permanece fiel, está vigilante a las necesidades de la Iglesia, a las necesidades de sus hijos, pero también tenemos nuestra responsabilidad, nuestro actuar con coherencia y dar testimonio ante los demás de que estamos convencidos de sus palabras, de su estilo de vida y queremos vivir como Él, para formar lo que realmente Él ha esperado que formemos; un solo cuerpo y un solo espíritu, donde la cabeza sea Él y su doctrina.
Animo, quizá no todos caminamos al mismo ritmo, pero todos estamos llamados a caminar por el mismo camino de salvación.
Tenemos trabajo, sin embargo el Señor Jesús también dotó a su rebaño de una estructura, que permanecerá hasta el fin de los tiempos. Esa estructura consiste en la elección de los Apóstoles, con Pedro a la cabeza.
Jesucristo nos ha pedido que tengamos fe y debemos decirle constantemente como sus apóstoles “Señor auméntanos la fe” uniéndolo a una verdadera, consciente y constante preparación intelectual e integral para que como los primeros discípulos del Señor estemos convencidos y convenzamos a los demás.
Nuestro Dios es un Dios de vivos, nuestra Iglesia es un Iglesia viva, por lo tanto también nosotros que nos llamamos y somos discípulos de Cristo debemos ser capaces de llevar vida a todo lugar donde vayamos, llevemos a Jesús que nos ha dicho: Yo Soy el CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA”
Sor María Teresa Laguna Quevedo.
Novicia de las Hijas de María Auxiliadora